Nayib Bukele: el presidente de las redes sociales que arrasó en las elecciones de El Salvador

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El pasado domingo 5 de febrero, Nayib Bukele se proclamó ganador de las elecciones presidenciales de El Salvador, con una ventaja abrumadora sobre sus rivales. Según los resultados preliminares, el candidato del partido Nuevas Ideas obtuvo más de 1,6 millones de votos, lo que representa el 75% de los sufragios válidos. Su más cercano competidor, Manuel Flores, del FMLN, apenas alcanzó el 8%.

Bukele, de 42 años, se convirtió así en el primer presidente en gobernar el país centroamericano por un segundo mandato consecutivo desde que en 1983 se promulgó la actual Constitución, que prohíbe la reelección inmediata. Sin embargo, los jueces de la Sala de lo Constitucional —elegidos por la Asamblea Legislativa en la que el partido de Bukele contaba con mayoría— realizaron una controvertida interpretación de la Carta Magna y dieron luz verde finalmente a su candidatura.

Pero ¿cómo logró Bukele consolidar su popularidad y arrasar en las urnas? Una de las claves de su éxito es el uso estratégico de las redes sociales, que le han permitido comunicarse directamente con sus seguidores, anunciar medidas, dar órdenes a sus ministros y responder a sus críticos, sin depender de los medios tradicionales.

El presidente millennial

Bukele, quien se define a sí mismo como el presidente más cool del mundo, ha sabido aprovechar su imagen juvenil y moderna para conectar con las nuevas generaciones de salvadoreños, que representan el 60% de la población. Su vestimenta informal, su gorra hacia atrás y su cazadora de cuero lo distinguen de los políticos tradicionales y lo acercan a sus simpatizantes.

Su plataforma preferida es X (antes Twitter), donde cuenta con más de 3,6 millones de seguidores. Desde allí, Bukele comparte sus opiniones, sus logros, sus memes y sus bromas, generando miles de interacciones y comentarios. También utiliza otras redes como Facebook, Instagram y TikTok, donde muestra su lado más personal y familiar.

Bukele ha sido elogiado por su capacidad para adaptarse a las tendencias y los formatos de las redes sociales, usando hashtags, emojis, stickers, videos y transmisiones en vivo. Su estilo es directo, informal y provocador, lo que le ha valido tanto admiración como rechazo.

El presidente de la seguridad y el bitcoin

Uno de los principales ejes de la campaña de Bukele fue la seguridad, un tema sensible para El Salvador, que en 2015 llegó a ser el país con mayor número de homicidios per cápita en todo el mundo. Bukele se atribuyó el mérito de haber reducido los niveles de violencia a mínimos históricos durante su primer gobierno, mediante el llamado Plan Control Territorial, que consiste en el despliegue de fuerzas de seguridad en las zonas más conflictivas y el endurecimiento de las condiciones carcelarias para los pandilleros.

Sin embargo, su política de seguridad también ha sido cuestionada por organizaciones de derechos humanos, que han denunciado abusos, arbitrariedades y falta de transparencia. Además, se ha señalado que la baja de los homicidios se debe en parte a un pacto entre el gobierno y las pandillas, algo que Bukele ha negado.

Otro de los temas que ha marcado la gestión de Bukele es la adopción del bitcoin como moneda de curso legal, una medida inédita en el mundo que busca facilitar las remesas, impulsar la inclusión financiera y atraer inversiones. Sin embargo, la iniciativa ha enfrentado resistencia y rechazo de diversos sectores, que la consideran riesgosa, innecesaria y poco transparente. Además, el bitcoin ha sufrido una fuerte volatilidad en los últimos meses, lo que ha afectado su valor y su aceptación.

Bukele ha defendido su apuesta por el bitcoin como una forma de innovar y de poner a El Salvador en la vanguardia. También ha anunciado que el país construirá una ciudad bitcoin, llamada Bitcoin City, que se financiará con bonos respaldados por la criptomoneda y que tendrá una forma de volcán.

El presidente de las reacciones

El triunfo de Bukele ha generado diversas reacciones en las redes sociales, tanto de sus seguidores como de sus detractores, así como de líderes y personalidades de otros países. Entre los que le han felicitado se encuentran el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken (The New York Times), el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (El Universal), el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo (Prensa Libre), el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández (La Prensa), el presidente de Panamá, Laurentino Cortizo (La Estrella), el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez (ABC Color), el presidente de China, Xi Jinping (Xinhua) y el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso (El Comercio).

Entre los que le han criticado se encuentran el expresidente de El Salvador, Mauricio Funes, quien lo acusó de violar la Constitución y de ser un dictador; el expresidente de Bolivia, Evo Morales, quien lo calificó de golpista y de servir a los intereses de Estados Unidos; y la organización Human Rights Watch, que lo señaló de violar la libertad de expresión y el derecho de acceso a la información con el bloqueo de críticos de su gobierno en las redes sociales (El País).

Bukele ha respondido a algunos de estos mensajes con ironía y sarcasmo, como es su costumbre. Por ejemplo, a Morales le dijo: “No te preocupes, Evo. Ya te vamos a mandar un avión para que vengas a ver cómo se hace una revolución de verdad, sin fraude y sin violencia”. A Funes le escribió: “¿Qué tal si mejor te callas?”. Y a Human Rights Watch le replicó: “¿Qué tal si mejor me bloquean ustedes?”.

El presidente del futuro

Bukele ha asegurado que su segundo mandato será aún mejor que el primero y que seguirá haciendo lo imposible para transformar El Salvador. Sin embargo, también ha reconocido que tiene grandes desafíos por delante, como la reactivación económica, la lucha contra la pobreza, la pandemia del covid-19, la migración, el cambio climático y la consolidación de la democracia.

Su liderazgo y su modelo de gestión han despertado el interés y la admiración de otros políticos y movimientos de la región, que ven en él un referente y un ejemplo a seguir. Algunos analistas han acuñado el término “bukelismo” para describir su fórmula, que combina populismo, pragmatismo, carisma, innovación y redes sociales.

Sin embargo, otros observadores han expresado su preocupación por el autoritarismo, el personalismo, el clientelismo, el nepotismo y el desprecio por las instituciones que caracterizan al gobierno de Bukele. También han advertido sobre los riesgos de concentrar demasiado poder en una sola persona y de debilitar la separación de poderes, la independencia judicial, la libertad de prensa y los derechos humanos.

Así, Bukele se perfila como un presidente que genera pasiones y polarización, que desafía los paradigmas y que no deja indiferente a nadie. Su futuro dependerá de su capacidad para cumplir sus promesas, para enfrentar sus problemas y para dialogar con sus adversarios. Mientras tanto, seguirá siendo el presidente de las redes sociales, el escenario donde se siente más cómodo y donde tiene más influencia.


Estoy inmerso en el mundo de la publicidad, Social Media, Marketing Político, hasta postproducción de video. Soy CEO en @cuboAC. Adoro el voleibol y programo desde los 11 años.

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